Evolución del Salario Mínimo en España

Responde el Enquesta Salarial


Cuatro décadas de salario mínimo en España

En el cuadro 1 se recoge la evolución del salario mínimo interprofesional, SMI, en España desde 1963 hasta 2003. Se observan dos fases claramente diferenciadas. En una primera fase que dura hasta 1981, los trabajadores con SM multiplican por 2,5 su capacidad adquisitiva en un proceso de crecimiento que traspasa los años de fuerte crecimiento económico de la década de los sesenta, para mantenerse también durante los años de crisis económica y trasformación política de la segunda mitad de la década de los 70. La década de los 80 inaugura, sin embargo, un cambio de tendencia, de forma que en los siguientes veinte años, el SMI pierde un 10 % de su poder adquisitivo. Esto es, el crecimiento del SMI para el conjunto del periodo es inferior al crecimiento de los precios, derivándose de ello una caída de su poder adquisitivo, con lo que los trabajadores con SMI en 2003 tenían un salario con una capacidad adquisitiva equivalente a la de 1975.

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Esa caída de la capacidad adquisitiva del SMI, al ir acompañada de un aumento de los salarios medios, hace que en las dos últimas décadas, tal y como se reproduce en el gráfico 2, el SMI haya pasado de suponer casi el 38% del salario medio en términos reales en 1982, a suponer tan sólo el 28 % 2003.


  

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Nota : Debido a la existencia de cambios metodológicos en las series utilizadas, los datos concretos pueden no ser estrictamente comparables, lo cual, sin embargo, no afecta a la tendencia.



Fuente : Elaborado a partir de datos de la Encuesta Salarial y Encuesta Trimestral de Salarios Medios, para salarios, IPC, para el índice de precios, ambos casos publicaciones del INE (http://www.ine.es/) y MTAS para el SMI (http://www.mtas.es/estadisticas/BEL/ANE/smi.htm).


La pérdida de poder adquisitivo del SMI, tanto en términos reales como en relación con el salario medio, no es sin embargo, una característica aislada de España. Como se puede ver el gráfico 3, en la mayoría de los países de la OCDE para los que disponemos de datos se ha permitido que los salarios mínimos se deterioraran de forma progresiva e importante con respecto a los salarios medios, y en muchos casos también en términos reales. Así, en EE.UU. el salario mínimo pasa de suponer el 50 % del salario medio a principios de los años 60 al 36 % en el 2000, en Bélgica pasa del 60 al 49 % entre 1975 y 2000, y en Portugal del 56 % al 38 % en el mismo período. De los países incluidos en el gráfico 3 sólo Francia muestra un comportamiento distinto del SM, con un valor que crece hasta la década de los 80, permaneciendo estable desde entonces.


 

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Fuente: Elaboración propia sobre datos de Corporate Data Bank (OECD)


Para terminar, en el gráfico 4 hemos recogido el valor que tiene el salario mínimo en algunos países de nuestro entorno económico. Para hacer más relevante la comparación se han considerado las diferencias de precios entre los distintos países de forma que los valores de SM de cada país se puedan interpretar en términos de igualdad de poder adquisitivo. Según los datos recogidos en el cuadro, a comienzos del 2004 España tenía junto con Portugal el SM más bajo de la UE (15), tan sólo ligeramente por encima de la mitad del SM de países como Francia o Bélgica.

 

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Fuente : Eurostat, Statistics in focus. Population and social conditions 10/2004



El debate sobre los efectos del salario mínimo



El debate sobre el salario mínimo ha sido uno de los más intensos y nos atreveríamos a decir que inusuales del mundo de la economía, ya que ha derivado en un cambio de opinión en lo referente a sus efectos sobre el empleo. Así, durante mucho tiempo, la respuesta de la corriente dominante en economía sobre los efectos sobre el empleo de los SM era que o bien eran innecesarios o bien eran perjudiciales para el empleo. Innecesarios en el caso de fijarse por debajo del salario existente en el mercado, ya que no afectaría para nada a los trabajadores. Perjudiciales en el caso de que el SM se fijase por encima de los salarios existentes en el mercado, ya que al hacer más costosa la contratación de los trabajadores que antes cobraban salarios inferiores al nuevo SM, se destruirían parte de los empleos y expulsaría a los trabajadores menos cualificados del trabajo. En la actualidad, y dada la magnitud de evidencia empírica acumulada, se ha pasado a considerar que sus efectos sobre el empleo son poco significativos, produciéndose, como mucho un cambio en la composición del mismo, en contra de los trabajadores más jóvenes y sin experiencia, y a favor de otros colectivos con mayor experiencia de trabajo. Así y todo, en un completo estudio de la OCDE (1998) sobre el efecto de los SM sobre el empleo juvenil se obtiene un impacto negativo relativamente modesto sobre este colectivo. Por su parte, Bernstein y Schmitt investigadores del Economic Policy Institute de Washington, tras un minucioso análisis del efecto del aumento del salario mínimo impulsado por la administración Clinton en 1996-97, concluyen que no hay evidencia de que se haya producido un impacto negativo sobre el empleo juvenil en ese país. Así mismo, de su análisis se deriva que el 63 % de las ganancias derivadas del aumento del SM van al 40 % de la población con menores ingresos, de lo que deducen que el aumento del SM tendría un efecto no despreciable en términos de lucha contra la pobreza, especialmente en lo que se refiere al subgrupo de trabajadores con salarios por debajo de la línea de pobreza. Un colectivo más abundante de lo que se piensa. Pero eso es otro tema.


Equipo de Investigación de tusalario.es

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